miércoles, 24 de noviembre de 2010

En el nuevo hogar de los viajeros


Bueno, lo importante es que llegamos al Refugio y bajamos allí a nuestros impacientes amigos, que una vez libres se pegan unas carreras la mayoría y empiezan a jugar.
La impresión de la protectora es de máxima limpieza, amplitud y buen trato, allí residen también perros e incluso caballos, pero pocos en comparación con lo visto en Cambados. Tal es la conciencia de los que allí habitan, que ya nos esperaba una pareja de mediana edad, interesados por adoptar a uno de nuestros compañeros de viaje, De hecho, así fue. “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales” (Mohandas Gandhi).
L@s voluntarios nos tienen preparada una comida y habitación para que repongamos fuerza, pero finalmente declinamos su amable ofrecimiento y decidimos continuar hasta Rotterdam, dormir en un hotel y a la mañana siguiente conocer un poco la ciudad.
Quedan varias cosas por hacer, la primera, llamar a España y hablar con Olga: "misión cumplida, estamos todos bien". 
Ahora un vídeo del Refugio, Berto saca su cámara nuevecita... ¡¡¡ SIN BATERIA¡¡¡, habrá que hacerlo con la cámara de fotos.
Lo mas difícil, despedirse de nuestros nuevos amigos, pero eso lo contaremos en la próxima entrada.

PRINSENBEERK

Al fin llegamos a Prinsenbeerk, son las 13: 20 horas, resulta curioso, pero han sido justo 24 horas de viaje. Aqui Berto se encarga de llamar a Carla, la responsable del Refugio, pero parece que su ingles no es tan excelente como pensabamos. Donde quiso decir: "estamos en la entrada del pueblo, donde el ascensor, ven a buscarnos", pues debio decir algo como: "estamos en la entrada del pueblo, donde el ascensor, ya vamos para ahí". Total, 45 minutos esperando y varias llamadas de telefono. Al final nos acompaña en su coche un holandes muy amable, al que preguntamos por la dirección. habiamos estado esperando a casi una hora y a menos de un kilometro del lugar.

Viñeta de GOGUE